1º "B"

Sonó el despertador y me levanté. Cuando quise darme cuenta ya tenía a mi madre vistiéndome mientras yo, todavía dormitaba.

Hoy no es un día común y corriente -pensé- hoy, hoy es el famoso y del cual tanto hablaban los adultos, "primer día de clases".

Me vistió medio a las apuradas mientras mi estado zombie estaba activado -cosa que pasaba muy frecuentemente en mi- y cuando quise entrar en detalles ya estaba saliendo rumbo a la escuela.

Para más comodidades quedaba (y queda) a la vuelta de mi casa, así que caminando se llegaba bastante bien.

Estaba nervioso, no sabía qué era, y por más de que me hayan hablado mucho, no entendía muy bien para qué tanto alboroto.

Apenas entré pensé que era una especie de pelotero, por la cantidad de chicos de mi edad y más grandes que había, salvo un pequeño detalle: Todos estaban de blanco.

Me llamó realmente la atención, puesto que no sabía ni entendía por qué el blanco -tampoco me interesaba mucho-.

Suena una campana y veo que nos apuran para entrar, me desprenden de la mano de mi madre y me forman cual soldado en fila recta junto a otros niños de mi edad.

Yo miraba a mi madre, no quería estar ahí parado, quería estar de la mano de ella, quería tenerla al menos cerca... me quería ir a casa.

Tanto fue mi asombro al ver que mi madre me saludaba con la mano mientras se iba, que casi me largo a llorar, pero, una señora también vestida de blanco me agarró de la mano y me dijo: ... ... ... ...

Bueno, no me acuerdo que me dijo, entiéndase que para ésta época yo tenía 6 años.

En fin, a lo que íbamos.

Me agarró de la mano y me llevó a una habitación gigante, cuando entro me doy cuenta que esta lleno de chicos y que también, hay sillas y mesas chiquitas donde sentarse.

Me indican que busque un asiento a mi gusto para dar inicio así, al primer día de clases...