Tarde de un Domingo cualquiera.

-Aunque te hagas el intelectual con esos lentes, no te la cree nadie. Todo es para impresionar a las chicas del Facebook.

-¿Y a mi qué me importa lo que la gente cree o no de mi? si total cuando alguien cree/espera algo de mi, resulto ser todo lo contrario.

-Esa ambivalencia te hace lo que sos.

-Mentira, yo todavía no sé lo que soy. Sólo se que si no respiro muero, que la resta como operación no existe y que todo aquéllo que lleve salsa de soja, es digno de ser comido.

-Cuántas limitaciones eh...

-No son limitaciones, no pretendo saberlo todo, pero ¿nunca te pasó que cuando haces una pregunta y te dan una respuesta, esa respuesta te genera más preguntas?

-Si me pasó no recuerdo.

-Bueno, cada vez que me pregunto quién soy, me pasa. Cada vez.

-Qué le vamos a hacer, somos una patología dentro de un modus operandi.

-Sep... ¿notaste qué lindo que está el día hoy?

-¿Cómo podes saberlo si ni siquiera saliste de tu casa?

-Porque hoy me desperté con una sonrisa :)

-Culpa de la voluntad luciferina...

-Dejá de limarte el buje con ese libro, papanatas ¬¬

-Es que necesito sentir que existo, y para sentir que existo necesito pensar. Es así, si no pienso dejo de existir.

-Cierto, pero prometeme que cuando comiences a escuchar voces que te pidan hacer cosas malas vas a dejar de leerlo.

-Ok, te lo prometo.

-Te lo digo en serio pelotudo, ese libro es peligroso.

-Vos porque sos medio cagón, y no te bancas que te cebe el mate un libro.

-Blé, hacé lo que quieras, después no vengas a llorar a mi cuarto pidiendo algo de Liniers para volver a tu estado normal porque no te presto ni miérda.

-Bueno, bueno... está bien...

-Así me gusta.

-Che, no sabía que la música instrumental se llevaba tan bien con los mates y una tarde de Domingo.

-Si, y eso que todavía no prendí un sahumerio...