viernes, 15 de noviembre de 2013

Clara estaba sola...


Un día Clara se encontró sola en una habitación de su casa y pensó si siempre había sido así, si siempre había estado sola en alguna parte de su casa, que la llevo a pensar si siempre había estado sola en su barrio, cosa que la llevo a pensar intensamente: ella SIEMPRE había estado sola. En esa habitación, en esa casa, en ese barrio… en fin, siempre había estado sola.
Y se preguntó “¿por qué?” “¿Por qué siempre estuve sola?” Clara se dio cuenta de lo automatizada de su vida y dijo: ¡Basta! –En voz alta- ¡Basta de estar sola!
Buscó en su casa, en su barrio, en los lugares que solía concurrir sistemáticamente todos los días… pero nada; no había NADIE.
No sólo no había nadie en su casa, sino que tampoco en la facultad, ni en el supermercado, ni siquiera en la calle; Clara, realmente estaba sola.
Fue ahí cuando notó lo profundo de su soledad. Cocinaba para tres pero siempre sobraba comida, preguntaba algo en voz alta y nadie contestaba, el teléfono no sonaba más que para despertarla con alarmas que la llevaban a esa vida automatizada y sola que llevaba. Clara, en efecto, estaba sola.
Hasta que se dijo (otra vez) a sí misma ese “basta” tan vacío y solitario, y simplemente dejó de hacer lo que siempre hacía, dejó de cocinar para tres, dejó de ir al supermercado, a la facultad, a la calle… y de la nada, gente comenzó a aparecer, sus padres increpándole que no les hablaba, la facultad poniéndole plazos y trabajos a entregar, en la calle la reconocían y saludaban.


Al final de cuentas, se dio cuenta que nunca estuvo sola, fue ella la que se abandonó a sí misma.

1 comentarios:

Maria Teresa Navarro Peña dijo...

Creo que hay muchas Claras solas... Muy bueno!!

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