Cuando el crepúsculo rompa la calma de una noche, una caricia sincera desbordará cual tormenta, irresistible, fugaz, devastadora, inundando tu mente de cálidos pensamientos y sus truenos, sus gloriosos truenos que quiebran tu incertidumbre te decapitarán como ser pensante, obligándote a sentir, desde el más puro y sincero rostro, lo primario del ser humano.